Ayer mi hija y su esposo viajaron, no es la primera vez que viajan, ni que nos separamos, pero si es la primera vez que juntos quieren viajar tan lejos, aunque yo pienso que las distancias son mentales, porque mientras que nos estemos comunicando continuamente no se hace tan penoso la separación, sin embargo no se deja de sentir tristeza por la ausencia y más que como estuvieron viviendo al frente unos meses, todos los días nos veíamos, nos llamábamos para una u otra cosa, entonces el mirar ya la casa desocupada hace que el corazón se me arrugue como una pasa y que me invada la melancolía.
Qué raro suena eso, yo nunca sufro de melancolía, bueno siempre hay una primera vez para todo. Espero que no me resulten más palabras raras para definir los sentimientos que pasan por mi cabeza, que la tristeza y la melancolía se vayan con la misma premura con que vinieron, no me gusta sentirme así, es muy maluco.
Bueno y pensándolo mejor, no hay por qué sentirse mal, para ellos es una experiencia nueva, donde van a estar muy bien y van a aprender cosas nuevas, nuevas formas de ver la vida que a ellos les va a ayudar mucho, se van a salir de la rutina y eso es bueno, con la ventaja de que no están presionados, si no por su propio gusto y placer, por lo tanto lo van a disfrutar al máximo, yo de todas maneras les deseo lo mejor y que la virgen los acompañe y los cubra con su santo manto, yo sé que todo es para bien de ellos y de todos los que estamos a su alrededor, afortunadamente no sufren de egoísmos, son demasiado desprendidos y buenas personas, por lo tanto donde quiera que vayan les tiene que ir muy bien y cumplir todos los anhelos que tienen, así será con la ayuda de Dios que todo lo puede.
